Ginyu estaba en una encrucijada. Su nivel le permitiría vencer a a-18, pero
si los otros dos le atacaban, tendría un problema. Su poder ya estaba completo,
pero aún no sabía si podría convertirse en ssj. Si lo lograba, ninguno de los
Guerreros le superaría, excepto quizás
Gohan. Si no lo lograba, su plan estaría en peligro. No podía huir.
Tenía que vencer a esos tres. Pero no podía con los tres a la vez. Tenía que
alejarla de los otros
Saltó hacia la androide. Mientras se centrara en luchar cuerpo a cuerpo, Uub
y Ten no vendrían a ayudar a A-18. Empezó a encadenar puñetazos y patadas. La
androide los esquiaba y los paraba, pero iba retrocediendo. Ginyu sabía que la
mujer no podría aguantar sus golpes mucho tiempo. Ya le había podido golpear
tres veces, y se notaba que ella sabía que debía actuar rápido.
A-18 dio unos pasos hacia atrás. No podía ser. Ese mestizo no podía ser tan
fuerte. No se había ni molestado en emitir energía. Si lograba transformarse,
¿Quién podría vencerlo? Y todo ese poder estaba en manos de un alienígena
bailarín. Concentró toda su energía en
sus manos. Según Gohan, Krilin había muerto a causa de su propio Kienzan. Pero
sus discos eran mucho más poderosos que los suyos. No caería en la misma trampa
que Krilin. Creó dos discos de energía. Los lanzó.
Ginyu no podía creer que la androide fuera tan estúpida. Atacarle con la
misma técnica que su pareja. Repitió la táctica que había hecho contra Krilin.
No usó toda su energía en su protección. Si lo hacía, los otros le captarían.
Desgraciadamente, su barrera no fue completamente efectiva. Ginyu pudo coger
los discos, pero le dejaron con unos cortes profundos en sus manos. Ginyu, que
odiaba que alguien dañara sus cuerpos nuevos, estalló de rabia. Le devolvió los
dos discos. La androide lanzo su barrera androide a máxima potencia, hecho que
provoco fuertes vientos y diversas aludes. Los discos salieron rebotados.
–
Maldita...-
dijo Ginyu.
Esa barrera había provocado tantas cosas que era muy difícil que Uub y Ten Shin Han no se hubieran percatado de
algo. La rabia se inflaba dentro de su cuerpo. Esa androide le estaba
destrozando su plan. Tenía que destruirla rápidamente. Concentro energía. Dejó
que la rabia le inundase.
Todo lo que estaba a cien metros a la redonda de Ginyu quedó invadido por
una luz dorada. Uub y Ten, que se dirigían hacia la zona, quedaron impulsados
hacia atrás por una gran explosión de energía. Al finalizar la luz, sólo
quedaba la figura de un niño con los cabellos dorados dentro de un cráter
enorme al lado de una mujer protegiéndose con los brazos.
-No... Puede... Ser...-dijo A-18, antes de caer al
suelo, muerta.
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