Hatchan se había encontrado a un niño medio-congelado y herido delante de
su puerta. Lo cogió y lo puso rápidamente dentro de su casa. Suno, que se había
convertido en una doctora de gran reconocimiento, de hecho había ganado
incontables premios gracias a sus trabajos en el ámbito de la medicina, le
examinó nada más verle.
–
Tiene unos
cortes profundos en las manos-dijo, mientras Hatchan, que se había hecho su
asistente personal, lo anotaba todo en su libreta- ha estado expuesto al frío
durante mucho tiempo. Está desnutrido y deshidratado. Y haber que más hay
aquí...-prosiguió. Entonces vio la cola. No se lo podía creer. Sólo una vez
había visto alguién con cola, y de eso hacía muchísimos años.
–
Tiene
cola...-dijo Hatchan, sorprendido- ¿¡es Goku!?
–
Es imposible
que sea Goku-le respondió Suno- aunque se le parece mucho. Debe ser su nieto
–
¿Y que hace
aquí? ¿Porqué está tan herido?
–
Eso quería
saber yo...
Se pasaron las siguientes horas cuidando del niño. Hatchan lo puso dentro
de una habitación y le mantuvo caliente y alimentado. Suno le puso unos puntos
en los cortes de las manos. Encontraron un radar en los bolsillos del niño,
hecho que les confirmó que ese chico tenía algo que ver con su antiguo amigo.
El niño estuvo inconsciente durante 3 días enteros.
Ginyu se despertó. Miró a los lados. Sin duda alguien del pueblo le había
salvado. Recordó a un hombre muy grande abrir la puerta. Se miró las manos. Ahí
había una cicatriz en cada una. CICATRICES. EN SU NUEVO CUERPO. Eso le enrabió.
Aparte de eso le dolía todo el cuerpo. Trató de levantarse. No pudo. Sin duda
esos terrícolas estaban muy retrasados en la área de la guarnición. Si eso
hubiera pasado mientras estaba a las ordenes de Freezer simplemente habría
tenido que estar medio día en el recipiente de curación y estaría como nuevo.
Ahora tendría que estar el resto de su vida con esas cicatrices. Entonces notó
algo extraño. Si se concentraba, podía notar la energía de los seres vivos que
había por ahí. Eso le mejoraba mucho las cosas. Los zenkais de los sayan eran
muy útiles. Ahora no tendría que verse obligado a ir a la Capsule Corporation a
por un Scouter. De repente el hombre que le abrió la puerta entro a la
habitación. Era extraño. Ginyu no notaba su energía. Sin duda su habilidad no
estaba del todo desarrollada.
–
Oh-dijo
Hatchan- te has despertado
–
¿Dónde
estoy?-preguntó Ginyu, adoptando el posado de “niño perdido herido”
–
Tranquilo. Te
encontré inconsciente delante de esta casa. Eres pariente de Goku?
–
Eh, pues...-
“¿Conocen a Goku?”-no sé quién es ese…
–
¿Y como es
que tienes cola y este radar?
–
No lo
sé…-“¿cuánto saben estos?”-no me acuerdo
Suno se pensó que el niño había sufrido un Shock y lo mantuvo en
observación. Ginyu decidió quedarse ahí mientras se curaban sus heridas. De esa
forma se curaría más rápido que si se escapaba. Esa táctica le funcionó hasta
que vio a través de su ventana a una de las pocas personas que deseaba ver.
Bra llamó a la puerta. Le explicó a Suno que necesitaba a un médico y que
había oído que ella era la mejor. Ella dijo que estaba encantada de ir, pero
que no podía dejar a un niño que se había encontrado. “Un caso extraño. No
recuerda nada y tiene cola”, dijo Suno. Bra unió cabos de seguida. Le preguntó
dónde estaba ese niño y corrió hasta esa habitación. Al abrir la puerta, la
habitación estaba vacía y la ventana abierta.
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