Unos momentos antes, el grupo de Videl, Pan y Buu ya tenían sus bolas de
dragón y se dirigían al Palacio de Kamisama. En ese momento, el cuerpo de Buu
empezó a vibrar.
–
¿Que és
eso?-dijo Videl, sorprendida por el repentido movimiento de Buu
– Uooooh-dijo
Buu. Cogió su mano y se la clavó en su estómago. Al sacarla tenía un móvil en
su mano. Se lo puso en la oreja
–
¡Buu! ¿Dónde
estás?-la voz de Satán sonó desde el teléfono- el torneo ya va por las
semifinales y hay un dinosaurio que llegará a la final. Y yo no puedo vencerlo.
–
Vooooy-dijo
Buu y se lanzó en dirección al torneo antes de que ni madre ni hija pudieran
hacer nada.
–
¿Enserio esa
cosa les causo problemas a papá y al abuelo?-dijo Pan, que se había quedado de
piedra
En el torneo, la final había llegado. El favorito para ganar era Gyuran,
hijo de Giran, que había derrotado a todos sus contrincantes enrollándolos con
su chicle y lanzándoles por los aires. El premio al vencer la final era la
oportunidad de luchar contra el Gran Satán, algo que Gyuran había soñado desde
que “vio” cómo vencía a Cell. Además su padre le había entrenado para que su
chicle fuera tan fuerte como el diamante. Repitió la técnica con su último
rival y le venció.
–
¡Gyuran es el
campeón!- dijo el comentarista, que ya pensaba en jubilarse- como premio tendrá
la oportunidad de luchar contra el Gran Satán!!!
El público estalló de alegría. Satán empezó a temblar. Casi 30 años de
éxito estaban a punto de desaparecer. Si perdía contra ese monstruo su
popularidad caería en picado. Si Buu llegase y le venciese todo se
solucionaría, pero se había ido a luchar contra su nieto (Satán no entendió
exactamente el mensaje que su hija le había enviado). Justo cuando Satán se
estaba pensando en largarse por piernas, Buu llegó destruyendo el techo. Satán
le envió rápidamente al ring. Suspiró. Ahora Buu ganaría al dinosaurio y él
derrotaría a Buu, quedando otra vez campeón.
Buu se sentía mal. Le dolían los dos brazos y le faltaba energía. No
debería haberse comido el duodécimo helado, pensó. Empezó el combate. Gyuran se
lanzó hacía su oponente. Había visto combatir a ese “hombre” y sabía que era
muy fuerte. Le dio un puñetazo desfigurandole toda la cara. Buu le cogió el
brazo y empezó a hacer girar al dinosaurio y finalmente le lanzó por los aires.
Justo en ese momento si mano derecha se empezó a derretir. Todo su cuerpo
empezaba a parecer un chicle a pleno sol. Gyuran volvió hacia el ring. Estaba
satisfecho de sí mismo, ya que pensaba que lo que le ocurría a Buu era obra de
su puñetazo. Buu estaba débil. No sabía que le pasaba. Tenía que terminar
rápidamente el combate para el señor Satan. Empezó a acumular energía para un
Kamehameha. Gyuran retrocedió. Su padre le había hablado de esa técnica, y
sabía que era muy poderosa. Buu lanzó su
ataque. Gyuran se defendió. El ataque le estaba a punto de alcanzar justo
cuando de repente desapareció. Buu empezó a volverse líquido. De repente sólo
quedaba un charco rosa que invadía el ring.
Satán vio cómo Buu se volvía un batido de fresa. ¿A que estaba jugando el
maldito? Por su culpa ahora tendría que luchar. No podría haber decidido un
peor momento para decidir ser líquido. Satán esperó que su técnica definitiva
funcionase. Esperaba que el dinosaurio aceptara cheques.
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