martes, 11 de septiembre de 2012

Capítulo 19: El fin de un Guerrero




Unos momentos antes, el grupo de Videl, Pan y Buu ya tenían sus bolas de dragón y se dirigían al Palacio de Kamisama. En ese momento, el cuerpo de Buu empezó a vibrar.

                    ¿Que és eso?-dijo Videl, sorprendida por el repentido movimiento de Buu

                  Uooooh-dijo Buu. Cogió su mano y se la clavó en su estómago. Al sacarla tenía un móvil en su mano. Se lo puso en la oreja

                    ¡Buu! ¿Dónde estás?-la voz de Satán sonó desde el teléfono- el torneo ya va por las semifinales y hay un dinosaurio que llegará a la final. Y yo no puedo vencerlo.

                    Vooooy-dijo Buu y se lanzó en dirección al torneo antes de que ni madre ni hija pudieran hacer nada.

                    ¿Enserio esa cosa les causo problemas a papá y al abuelo?-dijo Pan, que se había quedado de piedra

En el torneo, la final había llegado. El favorito para ganar era Gyuran, hijo de Giran, que había derrotado a todos sus contrincantes enrollándolos con su chicle y lanzándoles por los aires. El premio al vencer la final era la oportunidad de luchar contra el Gran Satán, algo que Gyuran había soñado desde que “vio” cómo vencía a Cell. Además su padre le había entrenado para que su chicle fuera tan fuerte como el diamante. Repitió la técnica con su último rival y le venció.

                    ¡Gyuran es el campeón!- dijo el comentarista, que ya pensaba en jubilarse- como premio tendrá la oportunidad de luchar contra el Gran Satán!!!

El público estalló de alegría. Satán empezó a temblar. Casi 30 años de éxito estaban a punto de desaparecer. Si perdía contra ese monstruo su popularidad caería en picado. Si Buu llegase y le venciese todo se solucionaría, pero se había ido a luchar contra su nieto (Satán no entendió exactamente el mensaje que su hija le había enviado). Justo cuando Satán se estaba pensando en largarse por piernas, Buu llegó destruyendo el techo. Satán le envió rápidamente al ring. Suspiró. Ahora Buu ganaría al dinosaurio y él derrotaría a Buu, quedando otra vez campeón.

Buu se sentía mal. Le dolían los dos brazos y le faltaba energía. No debería haberse comido el duodécimo helado, pensó. Empezó el combate. Gyuran se lanzó hacía su oponente. Había visto combatir a ese “hombre” y sabía que era muy fuerte. Le dio un puñetazo desfigurandole toda la cara. Buu le cogió el brazo y empezó a hacer girar al dinosaurio y finalmente le lanzó por los aires. Justo en ese momento si mano derecha se empezó a derretir. Todo su cuerpo empezaba a parecer un chicle a pleno sol. Gyuran volvió hacia el ring. Estaba satisfecho de sí mismo, ya que pensaba que lo que le ocurría a Buu era obra de su puñetazo. Buu estaba débil. No sabía que le pasaba. Tenía que terminar rápidamente el combate para el señor Satan. Empezó a acumular energía para un Kamehameha. Gyuran retrocedió. Su padre le había hablado de esa técnica, y sabía que era muy poderosa.  Buu lanzó su ataque. Gyuran se defendió. El ataque le estaba a punto de alcanzar justo cuando de repente desapareció. Buu empezó a volverse líquido. De repente sólo quedaba un charco rosa que invadía el ring.

Satán vio cómo Buu se volvía un batido de fresa. ¿A que estaba jugando el maldito? Por su culpa ahora tendría que luchar. No podría haber decidido un peor momento para decidir ser líquido. Satán esperó que su técnica definitiva funcionase. Esperaba que el dinosaurio aceptara cheques.


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